viernes, 10 de octubre de 2008

A 40 AÑOS DE LA MATANZA DE TLATELOLCO

El día 2 de Octubre, la Juventud Comunista de México se propuso a nivel nacional una campaña de recuperación histórica del movimiento estudiantil de 1968, que culminó en la despreciable masacre en esa fecha, hace 40 años, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.


Nuestro Colectivo asistió a dos espacios estudiantiles para presentar un pronunciamiento con el fin anteriormente descrito. El primero fue en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Campeche, donde se nos intentó censurar, se nos negó la palabra por parte de autoridades del plantel ante los ojos de los estudiantes presentes, demostrando su temor a nuestra palabra verdadera y además se nos expulsó del plantel, puesto que decidimos leerlo en el patio y algunos jóvenes presentes nos escuchaban y claro, esto sirvió para demostrar que la censura es real. Terminamos alejándonos de dicha facultad, pues amenazaron con desalojarnos con la fuerza pública, así que nos fuimos pero no sólos, sino acompañados de una veintena de preparatorianos de la Universidad, donde aprovechamos los espacios abiertos para leer nuestro pronunciamiento y expresarnos a través de la trova latinoamericana.

El segundo evento fue en el teatro del Instituto Campechano, realizado por los estudiantes de Ciencias de la Comunicación. Transcurrió nuestra participación sin mayor problema, aunque algunos estudiantes, mayormente de nuevo ingreso, se prestaron irrespetuosos al evento, evidencia triste de la alienación que existe en nuestro país respecto al tema de la represión estudiantil y de la lucha social en general, histórica y actual.

A continuación, nuestro pronunciamiento:

Colectivo Juvenil de Base “Moch Couoh” de la Juventud Comunista de México
Campeche, 2 de octubre, 2008


PRONUNCIAMIENTO A 40 AÑOS DE LA MATANZA DE TLATELOLCO


El movimiento estudiantil de 1968 y su triste desembocadura en la Matanza del 2 de Octubre en Tlatelolco, es un pasaje de la historia de nuestro país que no ha perdido vigencia y del cual debemos desprender un análisis profundo y estudiar todos los entramados que surgen alrededor de él.


Nosotros como jóvenes comunistas, nos planteamos que el movimiento estudiantil, si bien diverso, también contenía dentro de sus demandas connotaciones que exigían la desaparición del Estado Burgués y sus fuerzas represoras que defendían el interés de la clase dominante. Esto se ve manifestado al exigir en el pliego petitorio, la desaparición de los antimotines o granaderos y la derogación de los artículos que tipificaban el delito de “disolución social” que prohibía las actividades callejeras o violentas que desarticulaban la cohesión social, aunque éstas tuvieran como fin la libertad social frente al autoritarismo.


El movimiento también tenía diferentes matices, puesto que dentro del Consejo General de Huelga había estudiantes de la Confederación Nacional de Estudiantes Democráticos que aliados a los Comunistas mexicanos trataban de unificar sus luchas con las de los trabajadores que querían democratizar sus sindicatos y salir del control corporativista del PRI. Sin embargo, las vertientes de centro-derecha del movimiento querían sólo dirigir la lucha por el respeto a la autonomía universitaria, violada tajantemente cuando el ejército toma la UNAM, IPN, Chapingo y otras años atrás que también fueron injuriadas.


De hecho la primera manifestación se erige el 26 de julio, conmemorando el ataque al cuartel de Moncada que llevó a cabo años a tras Fidel Castro y que llevaría luego a la Revolución Cubana. El movimiento estaba fuertemente influenciado por las corrientes revolucionarias, y la reivindicación de figuras como el Che Guevara, demostraban una vocación de Liberación Nacional y Socialismo, que además imperaban en la década de los 60.


Sin embargo los gobiernos han oficializado la conmemoración del movimiento y la terrible matanza. Han intentado “castrar de ideología” a éste y lo presentan como algo casi superfluo, insultante para los camaradas que desaparecieron y murieron en esos años. El mismo Echeverría en los 70 pidió un minuto de silencio por los muertos, cuando dos años antes como Secretario de Gobernación, orquestó él mismo los actos de violencia con comandantes de la policía y grupos porriles. Además de que durante su mandato, se encargó de fortalecer estos grupos que los estudiantes pedían que fueran disueltos. Entre estos estaban las conservadoras federaciones estudiantiles, que históricamente han significado el concilio entre el gobierno y grupos de poder en las universidades, para mantener controlados al resto de los estudiantes. Así mismo organizó paramilitares para acabar con las guerrillas que surgieron en respuesta a la matanza y que reconocieron esa vía como la única para acabar con el Estado, puesto que las vías pacíficas habían fallado.


Los medios de comunicación quienes taparon el acto represivo con su silencio, dándole mayor importancia a las olimpiadas que a la lucha de los hijos mexicanos que exigían libertad, ahora se engalanan presentando homenajes a los caídos. Estos mismos han sido los encargados de comparar el movimiento con la victoria de la derecha en el 2000 y la llegada de Fox al poder. El movimiento y la memoria de nuestros muertos ha sido insultada y utilizada en sus campañas, como un pasado represivo al que dicen ya no representar, que incluso el mismo PRI “moderno” y sus hijos pródigos que ahora se dicen de izquierda niegan. Sin embargo, ellos han perpetuado sus propias masacres, como las de Aguas Blancas en Guerrero y Acteal en Chiapas, la represión en San Salvador Atenco y Oaxaca, el fortalecimiento de la militarización y paramilitarización en Chiapas para socavar la autonomía de los pueblos Zapatistas en Resistencia. Además de utilizar como pretexto la lucha contra el narco para militarizar las calles y justificar la represión contra las luchas sociales, que viven inmersas en las injusticias del sistema capitalista y las políticas neoliberales.


Hoy, en la plena campaña de criminalizar la protesta y la lucha social, están equiparando estas prácticas sociales con las terroristas y no dudemos que el gobierno sea capaz de causar estos actos para encontrar un pretexto para intensificar su campaña de muerte y eliminar las libertades civiles en pos del mentado “Estado de Derecho”.


Es por eso que como Juventud Comunista de México, nos pronunciamos y los exhortamos a hacer memoria histórica, hacer análisis y no quedarse con el discurso oficial y mediático que pretende banalizar el movimiento estudiantil. Es urgente hoy indagar lo que pasó hace 40 años cuando mataron a los compañeros que clamaban libertad y justicia y no nos asustemos si reconocemos las similitudes entre ese momento histórico y el actual que vivimos los mexicanos y mexicanas, jóvenes, trabadores, campesinos, estudiantes, indígenas, movimientos por la libertad sexual, y la amplia gama de etcéteras.


Gracias
¡El 2 de octubre no se olvida!
¡Hasta la victoria, siempre!


Foto en el Evento en el Teatro del Instituto Campechano

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